martes, 9 de febrero de 2010

Quizás mañana ya no tenga razones para odiarlo o quererlo.
Pero esa noche eligió escuchar, perdonar y consolar a quien la había dejado sola tiempo atrás.
Esa noche habían cambiado roles. Era él, el que la miraba en forma desesperada para que se quedara una vez más.

Era él, el que necesitaba ser escuchado y comprendido, para así ser perdonado.

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